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Camila Corvalán en Revista Cell Press Med: Especial Voces sobre “Dietas saludables y sustentables”

Nov 25, 2022 | Prensa

La revista clínica Med -de Cell Press Jpurnal- reunió a una colección de breves reflexiones de expertas y expertos de diversas partes del mundo, discutiendo los desafíos para satisfacer las necesidades nutricionales globales de una manera sostenible y resiliente. El especial de “Voces” invitó a Camila Corvalán, investigadora CIAPEC-INTA, a redactar un texto basado en su propia experiencia en enfoques de políticas públicas para promover patrones de alimentación más saludables en el contexto sudamericano.

 

Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados ​​requiere un cambio de comportamiento (Por Camila Corvalán)

(Traducción)

En los últimos años, varios países de América Latina han implementado acciones audaces para revertir el aumento masivo del consumo de alimentos ultraprocesados ​​que afecta a la región. Se han utilizado etiquetas de advertencia frontal en los paquetes para informar mejor a los consumidores sobre la calidad de los alimentos envasados. Se han aplicado restricciones integrales a la comercialización de alimentos no saludables y se han promovido acciones para garantizar entornos escolares libres de alimentos no saludables para proteger a los niños. Estas acciones han enfrentado una oposición significativa de las grandes corporaciones, pero han tenido un fuerte apoyo colectivo de defensores, investigadores y formuladores de políticas, tanto dentro como entre países. Estas acciones han resultado en avances importantes, medidos por evaluaciones de impacto. Sin embargo, estas también han mostrado ser insuficientes si nuestro objetivo es garantizar dietas saludables y sostenibles en el mundo actual. Hemos aprendido que las acciones no solo deben ser sostenidas, adaptadas y complementadas, sino que también deben abarcar todo el sistema alimentario, incluidos líderes políticos, comerciales y económicos de los comportamientos alimentarios de las personas. Sin duda, este es un desafío importante porque no solo requiere empoderar a las comunidades, definir regulaciones y responsabilizar a las corporaciones, sino que, en última instancia, también significa reconceptualizar el desarrollo y el progreso para adoptar una perspectiva humana y planetaria. Probablemente será un viaje largo y lento, pero los países latinoamericanos han aprendido que los cambios son posibles si el objetivo es claro y si todos los que creen en dietas saludables y sostenibles trabajan juntos.

 

 

Además de la reflexión de la directora de CIAPEC, este artículo especial, cuenta con contribuciones de: Rafael Pérez-Escamilla (Yale School of Public Health), Saskia Osendarp (Micronutrient Forum), Juan B. García Martínez (Alliance to Feed the Earth in Disasters – ALLFED), Selena Ahmed (American Heart Association; Montana State University), Abhishek Chaudhary (Indian Institute of Technology, Kanpur). Puede acceder y leer el especial aquí.

 

 

(Texto original)

Reducing ultra-processed food consumption requires behavioral change (Camila Corvalán)

In the past few years, several Latin American countries have implemented bold actions to reverse the massive increase of ultra-processed food consumption that affects the region. Front-of-package warning labels have been used to better inform consumers of the quality of packaged foods. Comprehensive restrictions of marketing of unhealthy foods have been applied and actions to ensure school environments free of unhealthy foods have been promoted to protect children. These actions have faced significant opposition from big corporations but strong collective support from advocates, researchers, and policy makers both from within and between countries. These actions have resulted in important progress, as measured by impact evaluations; however, they have also been shown to be insufficient if our aim is to ensure healthy and sustainable diets in today’s world. We have learned that actions not only need to be sustained, adapted, and complemented, but they also need to encompass the entire food system, including political, commercial, and economic drivers of people’s dietary behaviors. This is certainly a major challenge because it not only requires empowering communities, defining regulations, and holding corporations accountable, but ultimately, because it also means reconceptualizing development and progress to adopt a human and planetary perspective. It is probably going to be a long and slow journey, but Latin American countries have learned that changes are possible if the goal is clear and if all who believe in healthy and sustainable diets work together.

 

 

 

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